Hoy Tijuana se encuentra de luto al despedir a uno de sus máximos exponentes artísticos y culturales: Javier Bátiz, guitarrista tijuanense, pionero del rock y blues en México, e ícono indiscutible de la música nacional. Su partida nos deja un vacío inmenso, pero también un legado que perdurará por generaciones.
Nacido el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Javier Bátiz mostró desde muy joven un talento excepcional para la música. Inspirado por los sonidos del blues y el rock que llegaban a nuestra frontera, comenzó a tocar la guitarra a los 8 años, y para los 17 ya lideraba su propia banda, Los TJ’s, con la que marcó el inicio de una revolución musical en el país.
Con su estilo único, una mezcla de blues, soul y rock, Bátiz rompió esquemas y dio voz a una generación que buscaba una nueva forma de expresión. Fue más que un músico: fue un innovador, un rebelde y un maestro. Su impacto fue tan grande que, durante su carrera, fue mentor de artistas que alcanzaron fama internacional, como Carlos Santana, quien lo reconoció como su mayor influencia.
A lo largo de su trayectoria, Bátiz conquistó escenarios en México y el extranjero, siempre llevando en alto el nombre de Tijuana. Fue un embajador cultural de nuestra ciudad, mostrando al mundo el talento que surge de esta frontera. Su música no solo era técnica y virtuosismo, era sentimiento puro, una conexión profunda con sus raíces y con su público.
Javier Bátiz no solo dejó su marca en la música, también fue un símbolo de resistencia y autenticidad. Nunca perdió su esencia ni olvidó sus orígenes. En sus entrevistas, en sus conciertos y en sus anécdotas, siempre hablaba con orgullo de Tijuana, la ciudad que lo vio nacer y que, hoy, lo despide con el corazón roto.
Desde República de Baja California enviamos nuestras más sinceras condolencias a su familia, amigos y seguidores. Nos unimos a su dolor y nos ponemos a su disposición en este momento tan difícil. La pérdida de Javier Bátiz es irreparable, pero su legado vivirá para siempre en las notas de su guitarra, en las canciones que nos dejó y en el impacto que tuvo en la historia de la música mexicana.
Hoy despedimos a un ícono, a un maestro, a una leyenda. Pero también celebramos la vida y la obra de un hombre que, con su guitarra en mano, transformó el rock en México y nos enseñó que los sueños no tienen límites.
Gracias, Javier, por todo lo que diste al mundo de la música, a Tijuana y a quienes tuvieron la fortuna de conocerte. Tu arte será eterno.
Descansa en paz.