En la víspera del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la frontera norte de México, particularmente Tijuana, está viviendo un ambiente de incertidumbre y preocupación. Las políticas migratorias y comerciales que definieron su primer mandato resuenan con fuerza en un contexto que podría repetir su historia, pero bajo una dinámica aún más tensa.
Migración y Presión Fronteriza
Actualmente, caravanas de migrantes se desplazan desde Centro y Sudamérica hacia el norte. Datos del Instituto Nacional de Migración (INM) señalan que en 2024 se han registrado más de 1.2 millones de eventos migratorios en la frontera sur de México, un incremento del 25% en comparación con 2023. En respuesta, el gobierno mexicano ha desplegado acciones para frenar estas caravanas, incluyendo la reciente regulación migratoria que otorga seguridad jurídica a miles de personas.
Sin embargo, este esfuerzo parece no ser suficiente para un Estados Unidos que exige resultados contundentes. Trump, fortalecido en las encuestas y con un discurso amenazante, ha dejado claro que una de sus prioridades será endurecer las medidas contra la migración ilegal. En su primer mandato, logró presionar a México para desplegar 15,000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera sur, estrategia que podría volver a ser requerida.
Aranceles y Comercio bajo Amenaza
A la crisis migratoria se suma la presión comercial. Trump ya ha insinuado que impondrá aranceles a productos mexicanos si no se intensifica el combate al narcotráfico y la migración ilegal. Estas amenazas también llegan en un momento crítico para el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cuya renegociación podría tornarse hostil.
El comercio entre México y Estados Unidos alcanza aproximadamente 720 mil millones de dólares anuales, con Tijuana como un eje clave en este intercambio. Solo en 2023, el valor de las exportaciones desde Baja California hacia Estados Unidos superó los 80 mil millones de dólares, según datos del Banco de México. Una ruptura o tensión comercial severa podría impactar significativamente a esta región fronteriza.
Impacto Local: Tijuana y la Migración
Para Tijuana, la posibilidad de un aumento masivo de migrantes deportados es real. Durante el mandato anterior de Trump, en 2019, más de 211,000 personas fueron deportadas a México, muchas de ellas llegando a esta ciudad. Esto supuso un reto para los refugios, albergues y la infraestructura social que lucha por atender esta demanda.
Hoy, el panorama es similar pero potencialmente más crítico. Con la crisis económica y social en varios países de América Latina, Tijuana podría enfrentarse a una migración que desborde su capacidad de respuesta. Datos de la Coalición Pro Defensa del Migrante indican que los albergues en Tijuana ya operan al 120% de su capacidad.
Preparación y Respuesta
El gobierno mexicano parece estar tomando medidas paliativas, pero la preparación estructural sigue siendo insuficiente. Expertos han advertido que sin un plan integral que incluya recursos para los gobiernos locales, apoyo a albergues y una estrategia clara en la negociación con Estados Unidos, el país podría quedar vulnerable.
Para Tijuana, la incertidumbre también está acompañada de preocupación empresarial. Una migración descontrolada y posibles deportaciones masivas podrían impactar en la seguridad, la economía local y el dinamismo comercial de la ciudad.
Conclusión
Mientras la región observa los movimientos políticos y migratorios, la frontera se convierte en un termómetro de las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. La época de Trump como presidente dejó cicatrices profundas en las políticas migratorias y comerciales; su posible regreso trae consigo la amenaza de revivirlas, esta vez con mayor intensidad. Para Tijuana, el reto es claro: prepararse para un futuro incierto que podría redefinir su papel como frontera y punto de convergencia de dos realidades contrastantes.