La historia detrás de los tradicionales tacos de pescado de Ensenada: realmente son de tiburón.

Si has tenido la oportunidad de probar los famosos tacos de pescado de Ensenada, una de las delicias gastronómicas más emblemáticas de Baja California, es posible que no sepas que lo que comúnmente se usa para prepararlos es el tiburón angelito (Squatina californica), una especie que, por su aspecto particular, recibe su nombre debido a la mezcla entre el cuerpo de una raya y la cola de un tiburón. Este curioso tiburón habita las aguas del Pacífico mexicano y es una de las especies más icónicas y también más explotadas en la región.

El tiburón angelito: un “pez raya” con cola de tiburón

El tiburón angelito es un tiburón de cuerpo aplanado que se adapta perfectamente al fondo marino, donde se encuentra cazando sus presas. Su cabeza recuerda a la de una raya, mientras que su cola, por supuesto, es típicamente de tiburón. Este aspecto lo hace fácil de reconocer, pero también vulnerable a la sobreexplotación debido a su comportamiento y hábitat. Vive cerca del fondo marino, donde pasa gran parte de su tiempo camuflado entre rocas y arena, esperando capturar peces y crustáceos pequeños.

A pesar de su presencia en la fauna local, el tiburón angelito no es un pez común en las dietas globales. Sin embargo, en Baja California, este tiburón es muy apreciado por su carne, que se utiliza ampliamente en la preparación de los tradicionales tacos de pescado en Ensenada. Esta particularidad gastronómica ha contribuido a una demanda considerable, lo que ha desencadenado preocupaciones sobre el impacto de la pesca sobre sus poblaciones.

El impacto de la pesca en el tiburón angelito

Aunque la pesca de tiburones tiene una larga tradición en el noroeste de México, en las últimas décadas ha aumentado considerablemente, lo que ha llevado a una sobreexplotación de algunas especies, incluyendo el tiburón angelito. Según diversas fuentes del CICESE (Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada), en el puerto de Ensenada se extraen entre 35,000 y 40,000 toneladas de tiburón al año, lo que pone en evidencia la magnitud de la pesca en esta región.

La alta demanda de carne de tiburón, especialmente para el consumo local y las exportaciones, ha sido un factor importante en la presión que enfrenta esta especie. En particular, el tiburón angelito, al ser una especie de crecimiento lento y baja tasa de reproducción, se ve gravemente afectado por la pesca comercial. Además, su captura es incidental en muchas ocasiones, ya que muchos pescadores no distinguen entre las diferentes especies de tiburones, lo que agrava aún más su situación.

La conservación del tiburón angelito: un desafío urgente

El tiburón angelito está clasificado como “Vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a la disminución de sus poblaciones, que se ha visto exacerbada por la sobrepesca, la pérdida de hábitat y la pesca incidental. De hecho, en muchos países, el tiburón angelito ya está considerado en peligro de extinción, lo que subraya la importancia de implementar medidas de conservación más estrictas.

En México, la pesca de tiburones está regulada por la Norma Oficial Mexicana NOM-029, que establece vedas y límites para proteger las especies de tiburones, incluyendo el tiburón angelito. Esta normativa busca regular las temporadas de pesca y limitar la captura durante períodos de reproducción, para evitar la disminución de las poblaciones. A pesar de estas medidas, la presión de la pesca comercial sigue siendo un desafío importante para la conservación de estas especies.

El consumo de tiburón en México: una tradición cuestionada

México es uno de los países con mayor consumo de carne de tiburón, con una producción anual que supera las 40,000 toneladas, convirtiéndolo en el tercer mayor productor mundial de tiburones. Además, se estima que las importaciones de tiburón ascienden a 1,000 o 2,000 toneladas adicionales provenientes de países como China, Estados Unidos y Costa Rica. Este elevado consumo ha llevado a que algunas especies de tiburones, como el tiburón angelito, enfrenten graves amenazas.

En particular, el puerto de Ensenada, famoso por su producción de tiburón angelito, es un ejemplo claro de cómo la pesca para consumo local y turístico puede llevar a la explotación de una especie en peligro. Los tacos de tiburón angelito, aunque sabrosos, están poniendo en riesgo la existencia de esta especie si no se toman medidas efectivas para regular la pesca y fomentar el consumo responsable.

La pesca sostenible: ¿un camino hacia la conservación?

La situación del tiburón angelito pone de manifiesto un dilema fundamental: ¿los vemos o nos los comemos? Este cuestionamiento es más relevante que nunca en un país que depende tanto de la pesca tanto para su alimentación como para la economía. Las comunidades pesqueras, como las de Ensenada, enfrentan el reto de equilibrar las tradiciones pesqueras con la necesidad urgente de conservar las especies marinas.

Para lograr un manejo sostenible de los recursos marinos, es necesario un enfoque integral que incluya la regulación efectiva de las pesquerías, la educación sobre la importancia de conservar los tiburones y el fomento de prácticas pesqueras responsables. Además, el turismo ecológico también puede ser una alternativa interesante, ya que muchos turistas están interesados en la observación de tiburones en lugar de su consumo, lo que podría generar ingresos para las comunidades sin dañar las poblaciones locales.

El futuro del tiburón angelito: un desafío colectivo

En resumen, los tacos de tiburón de Ensenada, aunque deliciosos, están directamente relacionados con un problema ecológico más grande: la sobrepesca y la conservación del tiburón angelito. Si bien el consumo de esta especie forma parte de la tradición local, es esencial que se tomen medidas más estrictas para asegurar su protección a largo plazo. Esto no solo implica regulaciones pesqueras más eficaces, sino también una mayor conciencia pública sobre la necesidad de preservar estas especies marinas vitales para el equilibrio de los ecosistemas.

El tiburón angelito, al igual que muchas otras especies marinas, enfrenta un futuro incierto. Es nuestra responsabilidad, tanto como consumidores como ciudadanos, abogar por una pesca más sustentable y apoyar la conservación de los océanos para que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de la biodiversidad marina, tanto en el plato como en la naturaleza.