
Hasta el momento, no hay registros de que un perro o animal no humano haya sido oficialmente inducido al Salón de la Fama del Deporte en México o en instituciones similares. Sin embargo, a nivel internacional, caballos de carreras como “Secretariat” y “Man o’ War” han sido inducidos en Salones de la Fama ecuestres en EE.UU., lo que abre la puerta a la idea de homenajear a animales por sus hazañas deportivas.
¿Qué lo haría elegible?
Aunque “Chicles” no compitió de forma profesional, su impacto social, constancia, disciplina y simbolismo en la comunidad runner de Tijuana podrían justificar una categoría especial: “Contribución Emotiva o Inspiracional al Deporte Popular”.
Esto podría abrir un nuevo precedente en:
• El Salón de la Fama del Deporte Municipal o Estatal (Tijuana o Baja California).
• Un reconocimiento honorario por parte del Instituto Municipal del Deporte (IMDET).
• La creación de un nuevo pabellón conmemorativo para figuras no convencionales que han influido en la cultura deportiva de la ciudad.
¿Qué se necesitaría?
• Reunir firmas de corredores, clubes deportivos y vecinos.
• Que el IMDET o la autoridad deportiva local formalicen un expediente.
• Impulsar la idea en medios y redes para que se convierta en causa ciudadana.
Chicles no solo fue un perro. Fue un símbolo de amor, perseverancia y pertenencia comunitaria. Su ingreso al Salón de la Fama del Deporte no rompería una regla: crearía una nueva.
