Aunque Baja California continúa consolidándose como una de las regiones más dinámicas en desarrollo económico y social del país, enfrenta desafíos importantes en materia de seguridad, entre ellos la persistencia de casos de personas desaparecidas. Si bien no se trata de un fenómeno nuevo ni exclusivo de la entidad, el tema ha vuelto a cobrar relevancia nacional luego de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) activara un mecanismo especial para investigar desapariciones forzadas en México.
En el caso de Baja California, las cifras oficiales indican que existe una cantidad considerable de personas no localizadas, particularmente en municipios como Tijuana, Mexicali y Ensenada. Según datos de la Red Lupa, al 16 de mayo de 2024, Tijuana registraba 1,494 casos de personas desaparecidas, representando un incremento respecto al año anterior. Además, se observa una tendencia preocupante en la desaparición de menores de edad: 544 casos correspondían a este grupo, siendo el 59.38% niñas.
Las causas son diversas y complejas: desde conflictos familiares, migración irregular o situaciones relacionadas con la violencia organizada. Sin embargo, también existen esfuerzos importantes por parte de las autoridades y la sociedad civil para enfrentar esta problemática.
Instituciones como la Comisión Estatal de Búsqueda han reforzado sus acciones en los últimos años, y colectivos de familiares han desempeñado un papel fundamental al impulsar búsquedas en campo, exigir mejoras en las investigaciones y acompañar a las víctimas. Asimismo, se han dado pasos importantes en materia de identificación forense y coordinación entre niveles de gobierno.
Especialistas coinciden en que es necesario seguir fortaleciendo la profesionalización de los funcionarios encargados de esta tarea, así como agilizar los protocolos de reacción inmediata. A la par, se requiere fomentar una mayor cultura de denuncia y generar confianza en las instituciones para que más personas se animen a reportar la desaparición de algún ser querido sin temor.
Baja California tiene frente a sí un reto significativo, pero no insuperable. Con voluntad política, participación ciudadana y una visión humanitaria, es posible avanzar en la construcción de un entorno más seguro y justo para todas las personas.

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