California ha marcado un hito al convertirse en el primer estado de Estados Unidos en prohibir la venta de autos nuevos de gasolina a partir de 2035. Esta histórica decisión, tomada por la Junta de Recursos del Aire de California (CARB), tiene como objetivo reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono en las próximas dos décadas. Sin embargo, esta medida también tendrá repercusiones significativas en la vecina Baja California, México.
Para quienes vivimos en Baja California, esta nueva regulación en California implica que, a partir de 2035, todos los autos nuevos vendidos en el estado vecino serán eléctricos o híbridos enchufables. Esta transformación del mercado automotriz californiano traerá consigo varios impactos en nuestra región.
Uno de los efectos más inmediatos podría ser la depreciación de los vehículos de gasolina en California, lo que podría hacer que muchos de estos autos sean exportados a México. En particular, ciudades fronterizas como Tijuana, que ya cuenta con un parque vehicular de aproximadamente 500,000 autos y enfrenta problemas significativos de tráfico, podrían ver un incremento en la cantidad de vehículos en circulación.
La posibilidad de adquirir vehículos de gasolina a precios más bajos podría atraer a muchos compradores en Baja California, incrementando el número de autos en nuestras calles y potencialmente agravando los problemas de congestión y contaminación. Además, la llegada de flotillas de autos usados desde California podría cambiar el panorama del mercado automotriz local, con un aumento de la oferta de vehículos de segunda mano.
Actualmente, los vehículos eléctricos e híbridos representan el 16% de las ventas de autos nuevos en California. Las autoridades californianas esperan que, con esta medida, para 2040 las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan a la mitad y las emisiones de dióxido de nitrógeno disminuyan un 25% para 2037. No obstante, en Baja California, podríamos enfrentar el desafío de gestionar un mayor volumen de autos a gasolina, lo que podría contrarrestar algunos de los beneficios ambientales esperados por nuestros vecinos del norte.
Aunque la prohibición se aplicará únicamente a autos nuevos, y los vehículos de gasolina seguirán estando disponibles en el mercado de segunda mano y podrán ser adquiridos en otros estados, el impacto en Baja California será inevitable. Nuestra región deberá prepararse para manejar las consecuencias de esta transición en California, buscando soluciones para mitigar el aumento del parque vehicular y sus efectos sobre el tráfico y la calidad del aire.
En este contexto, las autoridades locales y los ciudadanos de Baja California debemos estar atentos y tomar medidas proactivas para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que esta nueva realidad traerá consigo.