Fallece el arzobispo Francisco Moreno Barrón, líder espiritual de Tijuana y voz de la frontera

Tijuana, B.C.— La comunidad católica de Tijuana amaneció de luto este domingo 26 de octubre tras confirmarse el fallecimiento del arzobispo Francisco Moreno Barrón, quien dirigió la Arquidiócesis de Tijuana desde 2016 y se convirtió en una figura cercana, firme y profundamente humana en una región marcada por los contrastes y la migración.

Moreno Barrón, originario de Salamanca, Guanajuato, nació el 3 de octubre de 1954 y dedicó más de cuatro décadas a la vida sacerdotal. Se formó en el Seminario de Morelia, donde cursó filosofía y teología, y fue ordenado sacerdote el 25 de febrero de 1979. Su vocación pastoral lo llevó a ser párroco, promotor juvenil y responsable de pastoral familiar antes de ser nombrado obispo auxiliar de Morelia por el papa Juan Pablo II en 2002.

En 2008, el papa Benedicto XVI lo designó obispo de Tlaxcala, y ocho años después, en 2016, el papa Francisco lo nombró arzobispo metropolitano de Tijuana, cargo en el que sucedió a Rafael Romo Muñoz. Desde su llegada al noroeste del país, Moreno Barrón impulsó una iglesia más abierta al diálogo social, comprometida con los migrantes, los pobres y las familias. En la frontera más transitada del mundo, su liderazgo representó un llamado constante a la reconciliación y la esperanza.

Bajo su guía, la Arquidiócesis fortaleció su presencia en temas sociales y humanitarios, consolidando la pastoral de migrantes y promoviendo la participación laical. Su lema episcopal, “Que todos sean uno”, reflejó una convicción profunda de unidad en tiempos de polarización y crisis moral.

En los últimos años enfrentó con serenidad una batalla contra el cáncer de pulmón, enfermedad que compartió públicamente con los fieles, dando testimonio de fe y fortaleza hasta el final. Falleció en paz, acompañado por su círculo cercano y encomendado al cuidado espiritual que él mismo ofreció a miles de tijuanenses.

Con su partida, la Iglesia Católica en Baja California pierde a una de sus voces más relevantes, un pastor que entendió los desafíos de vivir y predicar en una frontera donde la fe, la pobreza y la migración se cruzan todos los días.

Su legado quedará grabado en la historia de la Arquidiócesis de Tijuana como el de un hombre de fe que supo escuchar, servir y unir.