Tráfico de aletas de tiburón en Ensenada: bajo la mira por un negocio millonario y devastador.

Por Redacción Brazo Poderoso | República de Baja California

El puerto de Ensenada vuelve a colocarse en el centro del debate ambiental, económico y legal de Baja California. El reciente decomiso de 2,433 kilogramos de aletas de tiburón secas con destino a Shanghái, China, por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ha revelado no solo la persistencia de una red de comercio ilegal altamente lucrativa, sino también el creciente nivel de reacción por parte de las autoridades mexicanas.

El cargamento fue asegurado antes de salir del país, evitando que llegara al mercado asiático, donde estas aletas son consideradas un producto de lujo y se utilizan, principalmente, para la preparación de la controversial sopa de aleta de tiburón.

Un negocio que nada entre millones

El tráfico de aletas de tiburón es una de las industrias ilegales más rentables en el comercio de vida silvestre, y este caso no es la excepción. De acuerdo con estimaciones de la Environmental Investigation Agency (EIA) y medios internacionales como The Guardian y National Geographic, el precio por kilogramo de aleta seca puede variar entre 400 y 700 dólares, dependiendo de la especie y calidad del corte.

Con base en esos valores, el cargamento decomisado en Ensenada representaría un valor estimado de entre 973 mil y 1.7 millones de dólares, es decir, entre 17 y 30 millones de pesos mexicanos al tipo de cambio actual.

La magnitud de la cifra convierte este decomiso en uno de los más relevantes del país en materia ambiental, no solo por su valor económico, sino por el tipo de delito que representa: la depredación de especies marinas esenciales para el equilibrio del ecosistema.

Impacto ambiental: más allá del mercado negro

Cada kilo de aleta decomisada representa la muerte de varios tiburones. En muchas ocasiones, los pescadores les cortan las aletas y devuelven al animal aún vivo al mar, donde muere por asfixia o depredación. Este acto, conocido como finning, ha sido ampliamente condenado por organizaciones ecologistas, y numerosas especies de tiburón ya figuran en la lista de especies protegidas de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

La pérdida de tiburones tiene consecuencias directas sobre la salud de los océanos. Como depredadores tope, regulan la población de otras especies y mantienen el equilibrio en la cadena alimenticia marina. Su desaparición masiva genera desequilibrios ecológicos de gran escala, con efectos que alcanzan incluso la pesca comercial tradicional.

Ensenada, zona de alto riesgo ambiental y fiscal

Este decomiso se suma a otros operativos recientes en el puerto de Ensenada, como la incautación de hidrocarburos relacionados con el llamado huachicol fiscal. Ambos casos muestran que este punto estratégico del Pacífico mexicano ha sido utilizado sistemáticamente para actividades ilegales de alto valor.

La diferencia es que, en los últimos meses, las autoridades federales y ambientales parecen estar rompiendo con años de omisión y comienzan a dar señales de actuación más decidida. Sin embargo, los expertos coinciden: estos operativos deben ir acompañados de investigaciones estructurales, sanciones ejemplares y cooperación internacional para frenar una industria ilícita que ha puesto en jaque tanto a la biodiversidad marina como a la legalidad en las rutas portuarias.

¿Y ahora qué?

El caso de las aletas de tiburón decomisadas en Ensenada no debe verse como un hecho aislado. Es una muestra clara de cómo Baja California, por su ubicación geográfica y su infraestructura portuaria, se encuentra en el cruce de intereses comerciales, legales e ilegales. A la vez, representa una oportunidad para reforzar la vigilancia, trazar nuevas estrategias de inspección y generar conciencia pública sobre la importancia de proteger nuestros mares.

El mar no tiene voz, pero los datos hablan fuerte: más de 30 millones de pesos en aletas de tiburón no llegaron a China gracias a este operativo. El reto ahora es que este tipo de decomisos se vuelva regla y no excepción.