En un movimiento que ha encendido la polémica, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, una decisión que no solo carece de validez internacional, sino que también se percibe como un acto de menosprecio a la soberanía mexicana.
La medida, parte de la orden titulada “Restaurar Nombres que Honran la Grandeza de América”, busca reflejar el papel económico y estratégico del golfo para Estados Unidos. Sin embargo, la iniciativa ignora el hecho de que esta cuenca oceánica es compartida por México, Cuba y EE.UU., por lo que su denominación no es una cuestión unilateral.

Un intento de apropiación simbólica
Este cambio, que Trump defiende como una forma de “reafirmar la identidad estadounidense”, es visto en México como un acto de arrogancia y desconocimiento del derecho internacional.
El Golfo de México ha sido históricamente clave para la economía y el comercio de México, con importantes puertos, zonas petroleras y ecosistemas marinos que forman parte del patrimonio nacional. Que un gobierno extranjero intente rebautizarlo sin consenso se interpreta como una falta de respeto a la soberanía mexicana y un intento de apropiación simbólica de una región con siglos de historia.
México responde: “El Golfo de México no está en venta”
Ante la noticia, el gobierno de México ha dejado claro que no reconoce ni reconocerá el cambio de nombre, asegurando que en foros internacionales, mapas y documentos oficiales seguirá llamándose Golfo de México.
La cancillería mexicana ha calificado la acción como un gesto unilaterial sin fundamento legal, que solo refuerza la actitud expansionista que Trump mostró durante su administración.
Un mensaje preocupante
Si bien el cambio de nombre no tiene efectos prácticos en México, el simbolismo detrás de la medida no pasa desapercibido. Para muchos, esta es una muestra más de cómo Trump ha promovido una visión en la que Estados Unidos se coloca por encima de sus vecinos, sin importar el impacto en las relaciones bilaterales.
Este episodio recuerda que la lucha por la soberanía no solo se libra en el terreno político y económico, sino también en el terreno simbólico. Y aunque Trump intente borrar el nombre del Golfo de México en sus documentos oficiales, su historia y su identidad permanecen intactas.
