Hace catorce años, el 4 de abril de 2010, a las 17:40 horas (tiempo del centro), un sismo de magnitud 7.2 sacudió el norte de Baja California, México. Registrado por el Servicio Sismológico Nacional (SSN), este evento histórico dejó una marca indeleble en la región, siendo el más grande desde 1892.
El epicentro se ubicó cerca de Mexicali, en la falla Cerro Prieto, una extensión de la famosa Falla de San Andrés. El impacto se sintió en todo el valle de Mexicali, Ensenada, Tecate, y Tijuana en México, así como en el sur de California, Arizona y Nevada en los Estados Unidos.Uno de los aspectos más sobresalientes fue la licuefacción generalizada en el valle de Mexicali, que provocó daños significativos en la infraestructura y la agricultura.
Edificios sufrieron asentamientos diferenciales y colapsos, mientras que canales de riego fueron destruidos, afectando gravemente las economías locales y regionales.Las intensidades alcanzaron el nivel VIII en Progreso, BC, y el nivel VII en Mexicali, BC, así como en Calexico, Heber y Seeley, EUA.
Los daños se estimaron en más de 8 mil 644 millones de pesos, representando el 2.62% del Producto Interno Bruto del estado en 2008.Catorce años después, recordamos este evento no solo como un temblor devastador, sino como un recordatorio de la fragilidad de la tierra que habitamos. Nos insta a estar preparados y a tomar medidas para mitigar los efectos de futuros desastres naturales. En este aniversario, honramos a aquellos que perdieron sus vidas y mostramos solidaridad con aquellos cuyas vidas fueron afectadas por esta tragedia.